Caza un conejo enfermo con unas uñas larguísimas
Bestiario

Caza un conejo enfermo con unas uñas larguísimas

Mal aspecto, delgado en extremos y uñas larguísimas. Así es el conejo que nuestro colaborador, Javier Torrico, cazó hace unos días y que quiere compartir con nosotros.


Quizá estemos hablando del animal silvestre que sufre un mayor número de enfermedades. Los intereses de industrias que no queremos nombrar han maquinado el control poblacional a través de la creación incluso de enfermedades infecciosas que han llegado a múltiples puntos del planeta. La facilidad a la hora de criar y multiplicar su número, su hambre voraz y su perfecta adaptación a lugares de explotación agrícola lo convierten en el animal más odiado por los que viven de trabajar el campo.

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Aspecto del conejo enfermo recién abatido.

Mixomatosis

Si buscas en los archivos de este portal de caza, en sus más de 20 años de recorrido informando y entreteniendo al cazador encontrarás más de 300 contenidos dedicados a esta enfermedad, una de las que más preocupan a los amantes de la naturaleza. Una vacuna que se llevó presupuestos millonarios de cazadores, fundaciones y varios ministerios y que finalmente se quedó en nada, para una enfermedad que cada año acaba con la vida de miles de conejos en nuestro país. Nada se ha retomado desde entonces, más de 13 años esperando en vano que alguien se preocupe por una epizootia que ataca anualmente a los conejos desde 1954. En aquel verano, las crónicas consultadas apuntan a la muerte del 90% de los ejemplares de allí donde llegaba la enfermedad.

RHD, enfermedad hemorrágica

Cuando los conejos adultos empezaban a presentar anticuerpos que les hacían, en bajo número, resistentes a la mixomatosis, en 1986 llegó la RHD. No contentos con el primer agente de control biológico, así lo llamaron los australianos y neozelandeses, introdujeron en el campo este segundo virus, con un periodo de incubación de solo dos o tres días y que alcanza una mortalidad del 100% de los conejos infectados.

Pero lo peor es que esta enfermedad ha desarrollado nuevas cepas. La primera, la RHDV-N11, capaz de producir la muerte de gazapos de entre 11 y 40 días, cuando se había comprobado que el virus original no afectaba a crías de menos de 50 días. En pocos meses, tras detectarse en granjas de Navarra, Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana, se propagó por todo el territorio nacional.

Hablamos de virus que se propagan extraordinariamente rápido y que son capaces de resistir largo tiempo activos en el medio ambiente.

Anaplasma Bovis, una más para esta larga lista

Como informamos recientemente, La Facultad de Veterinaria de la Universidad de Santiago de Compostela, junto al Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis de la Universidad de Córdoba y el CIBER de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Salud Carlos III acaban de publicar los resultados del estudio Presencia de Anaplasma spp. en lagomorfos salvajes del sur de España: detección molecular de nuevos linajes de Anaplasma bovis. Una investigación realizada entre 2017 y 2021 tras analizar muestras de bazo de 394 conejos salvajes y 145 liebres ibéricas, encontrando la enfermedad en el 9,4% de los conejos. Más información en este enlace.

Pero lo que ha afectado al conejo que protagoniza el vídeo que te presentamos no parece coincidir con los síntomas de estas enfermedades.

Aquí tienes el vídeo del momento en el que el cazador abate el extraño conejo.

 

Javier tiene que emplear los tres disparos de su escopeta semiautomática para frenar la extraña carrera del conejo. En cuanto lo consigue, reconoce algo raro en el animal: “Ese conejo está enfermo”, le oímos decir, “por la manera de correr…”. Y no se equivoca. Se trata de un ejemplar que muy afectado por una enfermedad que lo ha mermado físicamente.

Enseguida se lo quita a los perros para examinarlo y descubre la razón por la cual ese lagomorfo no corría normalmente: unas uñas extremadamente largas. En un primer momento, opina que se trata de leishmaniosis. “Está muy flaco”, añade el cazador.

¿Un conejo doméstico?

Las hipótesis sobre lo que ha afectado a este animal son diversas. Puede tratarse de un conejo criado y mantenido en cautividad que haya enfermado y alguien desaprensivo soltó en el monte. Las uñas largas pueden deberse a una enfermedad que afecta sobre todo a los conejos domésticos, como es la pododermatitis, una patología bacteriana que produce lesiones como inflamación, heridas y úlceras en las almohadillas de las patas traseras y, en casos más agudos, en las delanteras. Esto lleva a poner mucho peso en los talones, por lo que las uñas no friccionan con el suelo y crecen con total libertad.

¿Sarna?

En cambio, no parece lo más lógico en este caso, en el que el conejo parece de campo. Por eso, desde la redacción de Club de Caza hemos consultado a nuestros veterinarios de confianza y todos ellos coinciden en un diagnóstico que definen como apresurado y no concluyente al no poder examinar el cuerpo del conejo. Y es algún tipo de sarna de las que pueden afectar a la especie. Al afectar a las patas, puede producir el mismo efecto que la enfermedad que acabamos de describir y llevar al conejo a unos apoyos incorrectos y perjudiciales en sus patas.

 


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