Cuando la paloma torcaz se convierte en plaga

Imposible contarlas. Miles de palomas torcaces se han reunido en una zona de labor agrícola. Sobrevuelan los cultivos para elegir el lugar en el que tomar tierra y se posan en las ramas de los árboles para controlar los alrededores. Vemos cómo muchas de las que ya están en el suelo, convirtiéndolo en alfombras azules, mueven sus cuellos para picotear lo que encuentran allí.

Migración, en busca de lugares con más alimento

Otoño e invierno son las épocas en las que se pueden registrar imágenes como estas, en las que las aves de esta especie se reúnen en ingentes bandadas para afrontar los largos y peligrosos viajes migratorios. Es entonces cuando los agricultores más temen por sus próximas cosechas de bellotas, tanto en encinares como en robles y alcornocales.

Vida y costumbres de las torcaces

Pero el cada vez más numeroso contingente de palomas que ya no vuelven a sus cuarteles de cría y veraneo en el norte de Europa a partir de febrero y marzo y transforman diametralmente esa costumbre migratoria y se convierten en aves sedentarias, pasa a convertirse en la pesadilla de muchos profesionales cuyo sustento depende del éxito de las cosechas de los cereales de invierno, cuya producción se obtiene a finales de la primavera y durante los meses de verano, cuando, tradicionalmente, las torcaces no buscaban alimento en nuestros campos, sino en los de países más septentrionales.

Las aves de España: la paloma torcaz

Pero la cada vez mayor y mejor disponibilidad de recursos en nuestras dehesas y en los núcleos de cría, algunos muy cercanos a grandes ciudades como Madrid, las ha llevado a ahorrarse esos miles de kilómetros para encontrar lo que ya tienen a su alcance aquí. Porque su variada dieta abarca una amplia diversidad. Hemos constatado buches de torcaces repletos de caracoles. Porque esa dieta no es exclusivamente herbívora y frugívora. Engullirán insectos escamosos, mariposas, grillos y, en ocasiones de necesidad o abundancia, otros artrópodos y lombrices de tierra. También se ha comprobado que se alimentan de avellanas.

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